lunes, 20 de mayo de 2013



quédense si quieren, pero yo me abro de este lugar.

No entiendo por qué las personas se obsesionan con buscar la perfección. Es como si todo el tiempo necesitáramos fingir, ponernos una máscara y empezar a actuar. ¿No se dan cuenta que vivimos en un mundo lleno de errores y el error más grande es ese? No existe el cuerpo perfecto, ni la amiga perfecta, ni el novio perfecto. Las personas que nos aman, van a seguir haciéndolo, porque nos aman por lo mal que podemos hacer los cosas, por todo lo que no sabemos ser, por todo lo que no llegamos a lograr.
Nos creímos que lo más cerca que podemos estar de la perfección es señalando con el dedo, pero es totalmente al revés: se necesita gente que pueda ayudar, con la capacidad de ver el dolor en las manos del otro y eso es lo más cercano al amor y a la amistad que podemos estar. Se necesita gente que no tenga miedo, pero no de hacer sentir mal al resto, que no tenga miedo de hacerlos sentir bien, de crecer y poder acompañar a otros, en el dolor o en la felicidad.
Cada vez veo más personas tristes, pese a que cada vez tenemos más para ser feliz. Mejores médicos, mayores libertades, mejores oportunidades, pero nada alcanza. Todavía nos falta alguien que invente una pastilla para ser feliz y cuando la inventen ¿Nos vamos a volver adictos también? ¿Vamos a querer ser perfectamente felices? ¿Nos va a ganar el consumismo una vez más?. Quédense si quieren, sentados apuntando con el dedo, quédense si quieren, esperando esa pastilla, pero sepan que hay millones de nenes que se mueren porque alguien los señale y diga "ese", sin prejuicios, sino "ese necesita ayuda". Hay millones de adolescentes que esperan desesperados una cura para el cáncer ¿y vos terminas con tu vida poniéndote en pedo?. Hay millones de abuelos que se mueren por una caricia, un mimo, mueren de tristeza porque nadie tiene la voluntad de ir a llevarles un par de caramelos o un par de besos. Hay muchos que necesitan ayuda, mientras nosotros nos enojamos porque alguien vio el whatsapp hace diez minutos y no respondió, nos enojamos porque twiteo pero no nos habló. Me desespera saber que hay tanto por hacer, que hay quienes realmente nos necesitan y andamos deprimidos por cosas insignificantes.
No importa si el que tenes al lado no es lo que esperas, si se equivoca, el está hecho para eso y el cariño está formado de errores y lágrimas. Aprendamos a enamorarnos de los defectos, porque eso nos hace más lindos. Ya no importa si alguien no te acompaña de la forma que deseas, acompaña vos a otros, eso es lo que más nos llena. Habrá quien pueda darte todo y quien no te de nada, quienes estén siempre y quienes tengan que irse, lo importante es lo que hacemos con ese tiempo en la que están acá y nos acompañan. Nadie quiere irse, ni dejar ir, sin haber dado todo. Aprendamos de nuestros abuelos, de la gente que trabaja en la calle, en los famosos lugares que llamamos "no dignos", porque para mí digno es ganarse la vida, no importa haciendo qué, sino haciendo algo. Aprendamos de los nenes que siempre están abiertos a todo y con una sonrisa te abren mil mundos, con un juguete que a vos no te sirve, que ibas a tirar, ellos son felices todo el año porque es un mimo que vos les estás haciendo, es un respiro. Aprendamos y escuchemos porque tienen mucho para enseñarnos. Cuantas más historias conozcamos, cuantos más trabajos, cuantas más experiencias, más abiertos estamos de mente y menos de boca. Más posibilidades tenemos de ser mejores. Y cuando podamos lograr todo eso, vamos a entender el amor de una forma sana y que una pareja o un amigo no son siempre una ayuda, pero pueden ser la mejor compañía, simplemente porque lo elegimos y no por una necesidad caprichosa. Ellos nunca van a ser perfectos, pero tiene más valor aprender a quererlos por sus imperfecciones y reconforta los huesos. Es la mejor cura para las enfermedades y pastilla más efectiva contra la tristeza. 



Camila Diaz 20.5.2013

domingo, 19 de mayo de 2013

Naturalización


¿Quién dice que los hombres no pueden bailar y las mujeres jugar al rugby?. Esto lo naturalizamos nosotros mismos, porque nadie dice que está bien o mal. Cada uno tiene la libertad de poder elegir lo que quiere hacer y no está en nosotros poner una mirada mala o buena sobre eso. Estaría bueno empezar a pensar en dejar de naturalizar las cosas y que podamos hacer lo que deseamos, sin tener la mirada del otro todo el tiempo, a punto de juzgarnos.