jueves, 2 de octubre de 2014

Mi hogar

Me dijeron que lo mejor que podemos hacer es estar en contacto con las cosas que nos llenan y nos hacen bien. Así fue como llegué a un hogar de nenes que viven ahí. Las primeras veces con ellos fueron raras: algunos me abrazaban, otros me pegaban, lloraban, se enojaban, hacían preguntas o no decían nada. Lo que si compartían todos era el miedo de que algún día me fuera, cómo explicarles que de alguna forma yo siempre voy a estar ahí, los acompaño para siempre porque cuando alguien me llega tanto no me puedo olvidar, no puedo irme, no lo puedo soltar. Quizá me toque no estar físicamente, pero siempre voy a estar. De a poco intenté que fueran dejando esos miedos y en muchos casos pude hacerlo, aunque no haya sido fácil, ni para ellos ni para mí. Hubo momentos en los que me resultó muy difícil llegar a ellos y no sólo eso, también me chocaba mucho verlos tan solos, tan chiquitos, tan acorazados. Me llenaba de angustia pensar en cómo alguien pudo abandonarlos y sobre todo, pensar en cómo van a poder aguantar los abandonos que les quedan y saber que van a seguir haciéndose fuertes pero no armados de esa fuerza que nos deja crecer, sino del tipo de fuerza que nos hace más chiquitos, que nos hace defendernos inútilmente de la vida, de lo bueno y lo malo de esta vida. Es doloroso saber que no podes protegerlos de todo, que no podes prometerles que va a estar bien, porque sabes que no va a ser así y ni siquiera podes evitarles algo de lo que les pasa. A veces incluso llegué a preguntarme cómo un cuerpo tan chiquito puede guardar tanta angustia, tanto enojo, tanto miedo y la respuesta no la sé, pero sigo admirando cada vez que voy, la fuerza que tienen para seguir estando enteros. No sé por qué motivo la vida les fue tan injusta, no sé por qué los está haciendo crecer de un golpazo, pero ahora estoy segura de que esto realmente es lo me llena y ya no de angustia, ahora es de felicidad por saber que les doy lo mejor que tengo. Felicidad porque todo lo que pueda hacer lo voy a hacer, porque puedo jurar que la satisfacción más grande me la llevo cuando me dan un abrazo, cuando me piden que no me vaya, cuando me dicen "gracias". Hay tanta gente afuera de ese mundo que no puede agradecer nada y estos nenes de dos, tres, cinco años te agradecen tanto, por algo que para uno es tan simple como por ejemplo darles un abrazo, pero para ellos significa contención, amor, registro, compañía, cosas impagables y que ni siquiera la vida se les dio.
Hoy son dos las personas que me dejan, porque encontraron una familia, porque esta vez es de verdad. Hoy soy yo la que se muere de  miedo y de emoción. No puedo desearles nada mejor y no puedo estar más feliz sabiendo que de acá para adelante empiezan las cosas buenas, empieza la vida. Pero me da pánico que sigan caminando con otra compañía, ya no estar físicamente para ellos, no saber si están yendo bien, guiarlos, acompañarlos. Se merecen mucho más que todo el amor que alguien pueda darles porque son increíbles, tienen 5 y 2 años y es realmente admirable la fuerza con la que hacen las cosas, como crecen, como se van formando, a veces más fuertes y otras un poco más quebrados, pero siempre enteros. Creo que si a cualquiera de nosotros le hubiera pasado la mitad de lo que vivieron ellos hubiera abandonado. Es increíble ver como se paran después de la cantidad de veces que los tiraron, ver como en un cuerpo con dos años de vida puede entrar tanta angustia y tanto enojo, pero también toda la voluntad. Es desgarrador escucharlos llorar y saber que tienen razón y no puedo hacer nada, aunque ellos me lo agradezcan igual. Por suerte ahora empieza a salir el sol y encontraron a alguien -a quien le estoy eternamente agradecida- con quien compartir angustias, alegrías, sorpresas. Ojalá todos puedan conocer personas así, porque son ejemplos y aunque se lleven una parte de lo que soy, me alegra saber que se queda con ellos y me encantaría que todos los que tenemos otras posibilidades pudiéramos darles algo. Me toca agradecer, acompañar desde acá y pedir porque esta vez puedan ser felices y porque todos nosotros hagamos algo para que las realidades de los que se quedan puedan cambiar. 



miércoles, 1 de octubre de 2014