jueves, 25 de septiembre de 2014


No pudimos ser. La tierra no pudo tanto. No somos. Cuanto se propuso el sol. En un anhelo remoto. Un pie se acerca a lo claro. En lo oscuro insiste el otro. Porque el amor no es perpetuo. En nadie, ni en mí tampoco. El odio aguarda su instante. Dentro del carbón más hondo. El amor, pálido y solo. Cansado de odiar, te amo. Cansado de amar, te odio. Llueve tiempo, llueve tiempo. Y un día triste entre todos. Triste por toda la tierra. Triste desde mí hasta el lobo. Dormimos y despertamos. Con un tigre entre los ojos. Piedras, hombres como piedras. Duros y plenos de encono. Chocan en el aire. Donde chocan las piedras de pronto. Soledades que hoy rechazan y ayer juntaban sus rostros. Soledades que en el beso. Guardan el rugido sordo. Soledades para siempre. Soledades sin apoyo. Cuerpos como un mar voraz. Entrechocado, furioso. Solitariamente atados. Por el amor, por el odio.