martes, 19 de abril de 2011

Y después de un tiempo analizándolo, eso soy, tu sombra. La que se queda hasta el final y, ya cuando todos han abandonado la fiesta, espera ansiosa su momento, ese que nunca llega. Y cuanto más me pidas que me vaya yo más me quedo, porque hay personas que están hechas de paciencia, y por suerte o por desgracia, yo soy una de ellas. Acostumbrada a esperar cosas que nunca llegan y situaciones intangibles que sólo existen en mi cabeza. Yo pedía a gritos una historia de amor y acabé en el callejón sin salida que es esto, que no es historia ni es nada, pero en el momento en el que empezó a doler se volvió real, y la realidad me basta para decir no me arrepiento, y ya no hay vuelta atrás. Me encontré dando tumbos un jueves por la mañana con el mejor café del mundo entre las manos y miles de ilusiones escondidas tras mis pestañas, de esas que no matan, pero aniquilan. Alfombras de terciopelo que ya están muertas, el whisky derramado a tu salud. No-besos de queroseno. Y ya sabes que de vez en cuando me convierto en un mar de lágrimas y estropeo los sábados por la noche, cuando beber para olvidar se vuelve en mi contra. Y puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor, que me falta valor para atarte a mi cama. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario