jueves, 23 de junio de 2011

La razón o el corazón?
Y si en realidad el tiempo no lo pudiese todo, si no fuese tan cierto que las cosas con el pasar de los días se van olvidando, o las heridas no se van cerrando, cuantas cosas cambiarían? Porque es muy fácil pensar que con solo dejar pasar los días, meses o años las cosas se solucionan y lo peor es que uno se auto-convence, y se cree un superado, alguien que tuvo la suerte de superar un dolor y sobreponerse y se vuelve a sentir fuerte..
Sin embargo, un buen día, quizá el menos pensado, todo el castillo que creías tan sólido comienza a temblar, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor, con ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, y que muy a pesar de todo, sigue ahí y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo en que estuvo inactivo y quiere salir, quiere gritar que está vivo y que va a dar pelea...
Porque la razón piensa:
Otra vez no! o acaso no te acuerdas el tiempo que te costó volver a ponerte en pie?, o no te acuerdas de esas noches sin dormir, de esos desvelos y angustias, de tus días vacíos, de tus noches sin estrellas? Quieres realmente volver a vivir todo eso, o ahora que ya estas de pie no sería mejor que anduvieras por otros caminos? Porque sinceramente, amores no te faltan, tienes capacidad de enamorar a quien quieras. Piensa ¡no te equivoques!. Una vez creíste tocar el cielo con las manos y en un instante descendiste al más profundo de los infiernos, ¿crees que vale la pena?. Haz lo que te digo, no existen los amores eternos y seguramente, todo eso lo único que te va hacer es ilusionarte y volverte a lastimar!". 
Y se hace un silencio eterno..
El corazón, aturdido por las palabras de la razón, se queda sin aliento, pero después de un rato de pensar, donde la razón ya creía tener ganada la partida, el corazón replica:
"No sé si tus palabras son del todo ciertas, pero sí sé que no son tampoco del todo equivocadas: no es lo mismo pensar que sentir, no es lo mismo razonar que hacer las cosas impulsivamente, porque los que piensan son aquellos que nunca se arriesgan. Pobre de aquel que no está dispuesto a olvidar, porque nunca será perdonado, pobre de aquel que es tan ciego y vacío. Pobre de quien teniendo en frente el amor de su vida, no es capaz de quitarse la careta y sentir.

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