En la melodia inicial de una canción de Dorian. En la acotación vacilante de un drama. En la posdata de una nota inquietante o en la tardanza en la relajanción de la comisura de tus labios tras reir. Quizás en el susurro nocturno, en el punto álgido de una mirada complice. Y si no encuentras ahí lo mucho que intentado que funcione, sera porque no lo valoras hoy. Mañana sí, eso ya lo se, pero ahora no me sirve.
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