El mundo gira y vos estás
lejos, rasgaste tu nombre en mi alma vacía y ahora te necesito conmigo. Caminé
en la penumbra a ciegas buscando algo que no existía. Famélicos. Los
sueños profundos me recuerdan el dolor punzante del hambre. Es que vivo para
morir, y muero por no existir más. Si no podemos huir, ni escondernos, cada
segundo está contado. Tomamos del rincón los sueños bombardeados, mis lágrimas
de cristal y las sonrisas falsas. La sed del alma añora el tiempo pasado, si me
derrumbo, al igual que mi ilusión, mi memoria, mis ojos infinitos.
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