Quiéreme
sin tener motivos para hacerlo, por el simple hecho de querer. No, no seré la persona
que siempre soñaste, ni siquiera seré capaz de hacerte sentir especial, no me
pareceré en nada a las típicas chicas, no sería capaz de asegurarte sonrisas
diarias, y no, tampoco intentaría hacerte creer que algún día comeremos
perdices y viviremos felices. Pero si sabiendo todo esto, sigues creyendo en
mí, no seré yo quién te saque de mi vida. Tú decides cuando sales de ella, como
casi siempre sucede. Sólo te pido que cuando salgas, más tarde o más temprano,
dejes la puerta abierta para que entre mi amiga soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario